Javier Rupérez Rubio es un genovés que a su cursilería congénita se añade en su última etapa laboral un afán desmesurado por hacerse un hueco en cualquier periódico que se preste. Y gracias a su perseverancia hoy El País le hace una entrevista en su última página. Tiene como pretexto que acaba de presentar sus memorias de Washington . Según su autor es un libro " más bien caritativo con el mundo en general ". Pretende relatar su estancia en la capital de EEUU como embajador de España y con escaso éxito negar su dependencia de todo tipo y condición hacia La Cosa que , al fin y al cabo, tuvo a bien designarle para ese puesto.
Lo relevante de esta entrevista no es solo las respuestas que da que ya de por si provocan sonrojo ajeno sino que desmitifica cualquier idea previa positiva que uno pueda tener del servicio exterior de España. Pero no contento con sus peculiares respuestas remata su penosa faena sin pemsarselo dos veces posando a lo Harrison Ford. Más patético es imposible. La Cosa es evidente que lo que toca lo deja para el arrastre.
Lo relevante de esta entrevista no es solo las respuestas que da que ya de por si provocan sonrojo ajeno sino que desmitifica cualquier idea previa positiva que uno pueda tener del servicio exterior de España. Pero no contento con sus peculiares respuestas remata su penosa faena sin pemsarselo dos veces posando a lo Harrison Ford. Más patético es imposible. La Cosa es evidente que lo que toca lo deja para el arrastre.
4 comentarios:
ESPERPÉNTICO.
Qué se prejubile, por uno más..además nos haría mucho bien a todos.
quien tiene a estados unidos como aliado, no necesita enemigos......
¿menciona en el libro a henry kissinger?
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