Quien le ha visto y quien le ve al bravucón y perdonavidas de Francisco Álvarez Cascos. El mismo que sentenciaba sobre todo y sobre todos. El mismo que junto al inmoral de Pedro José Ramírez Codina alentó una conspiración para hacer caer al gobierno de González. El mismo que de forma selectiva y de gratis cazaba a todo animal que se pusiera a tiro dentro y fuera de la península ibérica. El mismo que recibía premios mientras el Prestige se hundía frente a las costas gallegas. El de la doble y triple moral. El mismo que criticaba el divorcio como si le fuera la vida en ello y simultaneamente y en cómodos plazos reseteaba su conciencia para poder divorciarse de sus numerosos matrimonios canónicos. El mismo que no tuvo reparos en comprar a costa del erario publico todo tipo de obras de arte a la galería de, por el momento, su tercera mujer. El mismo que tiene una cita en los tribunales por difamar a la policía.
Y ahora, el mismisimo Cascos calla cuando se hace público que siendo el Ministro de Fomento la red corrupta Gürtel obtuvo de la sociedad Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) la firma de contratos por un total de 2,4 millones de euros. Y también calla cuando la policía ha desvelado cómo dos directivos de este organismo público estatal recibieron, según la contabilidad incautada a la trama, dádivas en forma de viajes, obras particulares y dinero en efectivo. Y por supuesto Cascos no dice ni mu cuando estos pagos coinciden en el tiempo con la firma de los contratos en los que, según la policía, participaron dichos empleados. Las operaciones se realizaron entre 2001 y 2002. Es decir, cuando el ahora presidente del Principado de Asturias, Francisco Álvarez-Cascos, era ministro de Fomento y el máximo responsable de AENA.
Lo dicho quien le ha visto y quien le ve.
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