Cuando en Agosto del año 2003, La Cosa decide a dedo que Mariano, entonces un mero pre estadista y registrador en servicios especiales, fuera su sucesor para que perdiera las elecciones generales del 2004 y de paso también las del 2008, un reducido grupo de genoveses de quinta división regional con nómina en La Moncloa tuvieron que hacer verdaderos equilibrios para mantenerse a flote dentro del complicado y revuelto estanque genovés. Estaban desconcertados y se jugaban mucho en la apuesta.
Uno de los que se vio en esa tesitura fue Jorge Moragas Sánchez, un desconocido diplomático que desde su primer y único destino en el servicio de protocolo de Moncloa allá por 1996, llevaba años intentando hacerse un hueco dentro de los “fontaneros genoveses “que dirigía el marido de Lucía Figar .
Su historia y su trayectoria no tienen muchos recovecos ni da para más de un folio A4. En pocos años el tal Moragas había pasado de llevar el banderín del coche oficial de La Cosa a afiliarse al clan genovés ( año 2000 ) y poco más de 24 meses después a que el mismísimo Aznar le encargara el mando compartido de la Secretaría de Relaciones Internacionales de los genoveses con el ahora defenestrado Gustavo de Arístegui
Todo iba como estaba previsto. Se acercan las elecciones del 2004 y el tal Moragas, con ese instinto de supervivencia que todo mercenario practica, se huele que tiene que hacer algo si no quiere acabar ejerciendo de diplomático en algún lugar remoto del planeta siguiendo así el duro y lento escalafón que su cuerpo practica. Si alguien lo tenía claro era el : No podía acabar en un puesto de chichinabo asimilado a Secretario de 1º o con los años, Consejero raso de Embajada.
Se pone a ello y refuerza sus movimientos de aproximación al entorno del Gabinete del entonces Presidente de Gobierno. Exhibe su carnet de genovés Sus intentos dan resultado gracias a la maestría que nadie le discute de saber quedar bien con todo el mundo. Decide apostar todas sus cartas para seguir como fuera en servicios especiales y para ello se acaba colocando en la lista electoral genovesa por Barcelona. Al igual que sucediera con el resto de los genoveses su sorpresa fue mayúscula cuando ZP, contra todo pronostico, gana las elecciones del 14-M del 2004.
Tras esa aparatosa derrota, Moragas decide jugar varias partidas a la vez, manteniendo un complicado equilibrio entre los detractores y los simpatizantes de Mariano. Sigue como si le fuera la vida y su cartera en ello atento a los movimientos internos genoveses. Por razones que solo su instinto de supervivencia y conciencia podrían explicarlo decide, al final, apostar por Mariano, el estadista. Acierta y como tal es considerado y recompensado. Actualmente ocupa el cargo de jefe de gabinete de Mariano y es coordinador de relaciones internacionales y miembro de la ejecutiva genovesa.
Por lo que se refiere a su discurso y a sus intervenciones parlamentarias no hay mucho que señalar ya que, por ejemplo, en los últimos 4 años ha limitado su verbo fácil a tan solo 8 intervenciones de las que 5 están referidas exclusivamente a Cuba. Apenas hay otro rastro en el diario de sesiones que no sea su declaración de bienes y rentas y la de actividades.
Por el contrario donde si se ha esforzado ha sido en exhibir su propia y cuidada imagen de genovés presuntamente moderno,- se auto jacta de haber tenido una novia de izquierdas- desenfadado, tolerante y con sus espontánea melena haciendo juego con su mochila y su scooter. Una forma como otra cualquiera de intentar disfrazar su tendencia genética, como diría Mariano, el estadista, de ser lo que parece que es: Un pijus magnifico de la pequeña burguesía de Barcelona.
En realidad este Snoopy de penúltima generación genovesa ( los años no pasan en balde) lo que de verdad le encanta y no lo disimula es aparecer en sociedad como la auténtica y genuina sonrisa del régimen marianista. El Solis del Siglo XXI.
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