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Mariano, Telmo y Feijóo : Unidos por sus intereses y algo más |
Mariano, el estadista, aunque lo disimula a la más mínima de cambio, tiene amigos de toda la vida. Por lo general se agrupan en dos bloques. Los hay que son de la infancia y de sus años de juventud. Y los hay también que congenian desde la ideología y desde el partido al que tanto quieren y tanto le deben. Unos y otros, salvo que le compliquen la vida, suelen salir bien parados y Mariano les trata con cariño y con un nombramiento en el BOE o un escaño en el Congreso.
Uno de ellos es Telmo Martín González. En rigor no se puede decir que sean amigos de la infancia. De hecho, se conocieron ya siendo ambos dos maduros genoveses.Telmo tuvo la gran suerte, como luego se verá, de cruzarse con Mariano en el único lugar del planeta que se puede encontrar de bruces con Mariano en pantalón corto, fumando un puro de gorra y mirando al techo sin pegar ni palo al agua. Nos referimos como es obvio y conocido a cualquier punto del perímetro del termino municipal de Sanxenxo. Allí Mariano tiene su pisito, allí conoció a su Viri y allí hace y deshace a su antojo y siempre frente a un buen plato, buen vino y buen puro.
Telmo lo sabía y vió una oportunidad de oro para ganarse a Mariano y a sus circunstancias. Primero logró hacerse Alcalde del pueblo. Lo tuvo fácil. Eran años de plena expansión del ladrillo y del pelotazo urbanístico. Pero Telmo era un experto en la materia. Tanto lo era que tenía su propia constructora- Construccuatro- que había creado en 1990. Se dedicaba y se dedica a la promoción y a la construcción. Hasta hace unos meses ha sido su consejero delegado de la empresa, de la cual posee el 33% de las acciones.
Al principio todo iba viento en popa. Mariano estaba encantado con Telmo y Telmo con Mariano. Se dejaban ver juntos y revueltos. Pasado un tiempo comenzaba a oírse que el Ayuntamiento estaba en quiebra y que Telmo tenía problemas con la justicia a cuenta de sus excesos urbanísticos y como promotor.
Por ejemplo, un día se conoce, con grabaciones judiciales incluidas, que Construcuatro, fijaba en la venta de pisos cantidades (de 12.000 a 42.000 euros, en función de la planta a que perteneciera el piso comprado) y el mismo día en que era pagado el sobreprecio por el comprador, otro responsable de la empresa, acudía a Vigo para hacerse con la cantidad que los clientes habían pagado en metálico, sin recibir ningún justificante. Pero Mariano mira para otro lado y pelillos a la mar.
El caso es que los problemas con las técnicas constructoras de Telmo no paran de ser noticia. Tanto que el propio Tribunal Supremo declara ilegal una promoción por vulnerar la Ley de Costas. Vulneración que en su momento motivó un expediente sancionador por parte de la Xunta de Galicia. Los instructores concluyeron que Telmo se había pasado de listo y de metros y proponían una sanción de mas de 3 millones de euros. También aquí Mariano, conocedor de todo, incluido los detalles, mira para otro lado y sigue comiendo y cenando con Telmo. Y como recompensa, le manda para Pontevedra para ser Alcalde. Se presenta en dos ocasiones y en las dos se queda fuera. Mariano es comprensivo y le nombra Presidente de los genoveses en la provincia de Pontevedra y como postre, le coloca como Diputado por esa misma circunscripción. Y en esas se encuentra Telmo.
Y aquí paz y después gloria. En realidad en esta historia de y entre genoveses nada es casual. Ha sucedido lo que tenía que suceder. Mariano es previsible y salvo causa mayor, es capaz de consentir todo esto y mucho más. Lo mismo sucede con su clónico Feijóo. Ambos participan del mismo modelo de partido y de amistades. Tampoco es casual que Telmo Martín González sea el diputado que declara más rentas y bienes.
Es como diría, Suso del Toro, el precio del poder. Los genoveses son así y a estas alturas su desvergüenza no va a cambiar.
Es como diría, Suso del Toro, el precio del poder. Los genoveses son así y a estas alturas su desvergüenza no va a cambiar.
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